Aunque no suele figurar como un detective fundador del género, lo cierto es que el bueno del comisario Maigret es pionero en por los menos dos sentidos: por una parte, al anticipar en muchas décadas la imposición del funcionario policial como responsable de investigar en lugar del predominio que hasta bien entrados los años 60 mantuvieron los detectives privados.
Por otra parte, fue uno de los fundadores ( el primer relato en que aparece data de 1929 y pa primera novela,Pietr el Letón, de1931) de una corriente que, a mi juicio, tiene mucho que ver con la supervivencia del género: se puede afirmar que Maigret fue chandleriano antes de Raymond Chandler, algo que suena a boutade, pero tiene algún sentido en cuanto a la forma en que el personaje se relaciona con la vida y con los delitos que investiga, su acercamiento al aspecto humanos, y la empatía que es capaz de desarrollar con gente que tiene una vida opuesta a la suya.
Una vida tranquila
La vida familiar de Jules Maigret es plácida y discurre al margen de lo que tiene que enfrentar y comprender cada día, pero a diferencia de su tedioso descenciente el comisario Brunetti (en cuanto detective casado y con casa), Maigret sale a su París de pre y pos guerra sin abandonar su dimensión humana, que a menudo antepone a la dimensión judicial.
Cuando choca (y es inevitable) con el poder y los manejos políticos, no tiene un suegro noble y millonario que lo salve, solo su astucia que ha aprendido a disimular, y un sentido de la justicia que no está escrito más que en los charcos de los callejones, pero funciona. Maigret se mete “dentro” de las vidas de las personas que investiga, comprende antes que reprender y esa rara empatía lo emparenta más con un detective a los Philip Marlowe que con un policía a lo Mike Hammer, por poner un ejemplo extremo.
Cuando trata con los más perjudicados por una sociedad que empieza a consolidar la cultura de la desigualdad, Maigret es compasivo. Aunque tenga una vida de pequeño burgués alejado de todo sobresalto, conoce y comprende las vicisitudes y aquellos que no la tienen, que delinquen por costumbre o por supervivencia. En más de una ocasión se enfrentará a los designios de una superioridad empeñada en preservar las apariencias ante todo y en salvar a los poderosos de sus propias acciones.
La misma superioridad que, de una y otra manera, le tenderá más de una trampa del a que el buen Jules acaba saliendo más o menos bien librado gracias a su tranquila testarudez y a una inteligencia deductiva que, sin dejar de ser científica, tiene más de costumbrista y ancestral.
Lo grande y lo pequeño
El secreto del aparentemente gris comisario consiste en no tener demasiados secretos, solo un concepto de la justicia que cabe en los libros y una apariencia que podría y suele llevar a engaño a supuestos enemigos que le surgen a partir de una fama que Maigret nunca buscó y termino por salpicarlo, como ocurriría mucho tiempo después con ese descendiente pequeño y extravagante que será el comisario Adamsberg de Fred Vargas. Los éxitos de Maigret y su difusión por la prensa funcionarán como provocación y tentación para criminales con pretensiones de genio a lo Moriarty, a los que acaba derrotando con paciencia y conocimiento de la naturaleza humana.
Pero donde más brilla es en los pequeños casos cotidianos y en su porfiada calma, no se cree un paladín de la justicia, pero sabe lo suficiente de los barrios que conoce y la ciudad que ama, como para comprender a las putas, los chulos y los pequeños ladrones que solo tratan de vivir en una París pensada a los poderosos.
Maigret en imágenes
Quién no se haya sumado a las historias de Maigret, o lo vuelva a visitar después de largo tiempo, debe armarse de pocas páginas de paciencia, ya que a su manera pausada te atrapa y debajo de toda esa aparente morosidad hay un subtexto que logro retratar como pocos a una sociedad a menudo bipolar.
Y como en la actualidad parece que el libro esté postergado ante lo audiovisual, para quien que quiera hacerse una idea de la importancia del personaje, señalar que Maigret ha sido interpretado en cine, television y teatro, por nada menos que veintcinco aCtores, entre los que destacan, por ejemplo, Charles Laughton, Richard Harris, Jean Gabín, o más recientemente, Michael Gambon, Sergio Castellito y el mismísimo Rowan Atkinson en una actuación seria e inolvidable.
Para quien tenga curiosidad, hay capítulos de algunas de estas series disponibles en Youtube.
Larga vida
Pero es en los libros donde reina la tranquila persistencia de Jules Maigret, que de joven iba para médico pero acabó por ser el mejor policía de París. Ya siendo un joven ayudante demostró maneras con un caso fechado en 1913, y lo siguió haciendo durante décadas, mientras se resistía una y otra vez al ascenso merecido, hasta que en 1928 no tendrá más remedio que aceptar el puesto de comisario jefe de la Policia Judicial, aunque seguirá resistiendo hasta el final ser nombrado dir
ector general. Incluso después de jubilarse en 1956, con casi 70 años, seguirá resolviendo misterios desde su casa de campo en Loiret,cuando los misterios que se crucen en su camino desafíen su curiosidad o amenacen a un inocente.
Se advertirá que no he mencionado hasta ahora a su padre literario, el gran novelista Georges Simenon, responsable de las nada menos que 78 novelas protagonizadas por el buen Jules. Ya hablaremos del autor en otra ocasión.
Hay personajes que acaban por tener vida propia.
Y la siguen viviendo cada vez que abrimos sus libros.
Así que larga vida a Jules Maigret.
Carlos Salem