Los Transitorios, la más reciente novela de Real Noir, es también la ganadora del I Concurso Internacional Puerto Negro de Novela Negra, organizado por la prestigiosa Universidad Andrés Bello,de Chile. La obra, elegida entre más de 150 novelas de gran calidad, se adentra en la marginalidad y el delito presentes en todas las ciudades en las que, a la sombra de los grandes edificios y entre las brumas del puerto, se desarrolla una ciuad paralela y despiadada. Entrevistamos a su autor, el escritor chileno Juan Angulo
Cómo nace la idea de escribir Los Transitorios?
Primero fue un cuento muy breve, donde se enfrentaban los antagonistas principales de Los Transitorios. Ahí me di cuenta que tenía dos personajes interesantes y una trama con mucho potencial. La trama, en general, trata sobre las
deudas, las presiones de los poderosos, la subordinación, y eso estaba en el cuento y lo expandí en la novela. La ubicación siempre fue Talcahuano, la ciudad donde nací y crecí. Chile tiene que ser de los países más centralizados de América, y eso se refleja en la literatura. Yo traté, desde mi modesto aporte, ampliar el rango de escenarios.
El ambiente de marginalidad en el que se mueven los personajes responde a una imagen del pasado o refleja parte de la actualidad de la ciudad?
Responde a una mezcla de mi imaginación con la actualidad de ciertos sectores de Talcahuano. Talcahuano tiene mucha diversidad y riqueza en sus personas. Hay sectores donde es más complicado vivir, sectores marginados, y me agarré de esos para dar el ambiente de la novela.
El protagonista resulta especialmente interesante porque aunque forma parte de ese mundo sabemos que no es así y que intentará salir. De dónde nace ese personaje?
Nace de la incomodidad de vivir bajo ciertas estructuras. Y de tratar de buscar la respuesta a la pregunta: ¿Cómo se sobrevive a la presión constante de vivir atrapado, en deuda, sin ser dueño de su destino? Lo anterior, quizás, se puede aplicar a cualquier ciudadano que vive bajo las lógicas del mercado y se endeuda para poder llegar a fin de mes, pero en el caso de Lalo, no hay reglas o leyes que lo protejan.
A peser de que el escenario es una ciudad con puerto, uno tiene todo el tiempo la sensación de que los personajes están atrapados y no pueden salir de allí…
Sí. A veces, en sectores muy marginales, los horizontes son cortos. Las expectativas no son muchas. Creo que Los Transitorios sueñan con irse, ser libres, pero están encerrados en el puerto, sin la posibilidad de subirse a un bote y escapar. En el fondo no se sienten dueños de sus vidas y por eso deciden revelarse.
Realizas un juego muy interesante con el tiempo, que nos permite ver como en un lapso breve todo ha cambiado para el protagonista…
El protagonista cae rápidamente en una espiral de mala suerte y violencia. Ahí se pone a prueba su resistencia. Al principio tiene una mala racha increíble, luego, conoce a un grupo de personas que serán sus amigos, quizás lo único bueno que le pasa, y de eso se va a agarrar para remontar el camino y poder sobrevivir. Porque la primera misión de Los Transitorios, creo yo, es tratar de sobrevivir, ir un día a la vez.
Como toda buena novela de género, los secundarios aportan más que una nota de color, a la vez que permiten contrastar con el propio protagonista. Dos de sus compañeros de andanzas son, a mi juicio, especialmente importantes dentro de la novela…
Creo que te refieres a Tormento y Malentretenido. Para mí son personajes que quiero mucho, con los que dialogo hasta el día de hoy. Con sus claros oscuros, con sus matices, amplían la perspectiva de la novela. Y como dices, contrastan con el protagonista, y desde diferentes puntos, desde lo que son cada uno, se apoyan y acompañan.
Con este libro has ganado el primer Premio Internacional Puerto Negro de novela negra. ¿Qué pensaste cuando te lo comunicaron?
Todavía recuerdo la llamada, donde estaba, con quien estaba, mi emoción, mi felicidad. Lo primero que pensé: esto le pasa a otras personas, nunca pensé que me podría pasar. Después fui cayendo en la cuenta de que era cierto, era real. Había ganado. Mi primer impulso fue abrazar a mi pareja, a nuestro hijo. De la incredulidad pasé a la euforia, después al agradecimiento, al final al relajo. En un momento de tranquilidad, en medio de la euforia, me senté y recordé todo el proceso de escritura, todo el tiempo invertido, los buenos y malos ratos. Las desveladas, las correcciones, los cigarros en la noche, tratando de resolver un problema de la trama. Recordé todo eso y mis caminatas por Talcahuano y me dije: fue un hermoso camino.
¿El hecho de que la novela se publique simultáneamente en Chile y en España ayuda a atender un puente entre la literatura negra de ambos países?
Espero que sí. En Chile hay muchas voces interesantes, que pueden ampliar el registro de novela negra que se lee allá. A nosotros, desde acá, nos permite conocer nuevas editoriales y voces de autores que no publican en los sellos más grandes. Lo otro muy interesante, es la cantidad de festivales que hay en España de novela negra. Ojalá desde acá nos podamos acercar a ellos. El concurso y la semana negra que organizó la UNAB, vino a llenar un vacío muy muy grande. Espero y confío en que se va a volver una tradición.
Seguro que ya tienes en marcha otro proyecto narrativo…
Sí, estoy escribiendo una nueva novela. Entre el trabajo, la paternidad, los estudios, le robo horas al sueño para escribir, que es lo que más me gusta hacer en la vida. Me tiene muy entusiasmado la nueva novela, también ambientada en Talcahuano y de corte criminal.
Si tuvieras que elegir tu frase favorito de Los Transitorios¿ cuál sería?
Difícil pregunta. Quizás puede ser este párrafo: Si su papá no estaba embarcado, él lo llevaba. Malentretenido disfrutaba más la compañía de su mamá; de esas manos pequeñas y rojizas parecía no irse nunca el calor y, a pesar de que le sacara el gel del pelo con sus caricias, Malentretenido gozaba como un niño pequeño los gestos de aprobación de su mamá cuando él hacía un gol o se pasaba a varios rivales. Su papá siempre fue más estricto y menos entusiasta; pero si tenía algo de plata lo llevaba a comer completos después de los entrenamientos y para Malentretenido eso compensaba la amargura que le producían los gestos fríos de su papá. “El viejo es así” le decía su mamá. Y en efecto era así. Frío por fuera y por dentro lleno de un calor que no podía sacar de su cuerpo y que trataba de expresar con completos, con varias bebidas heladas al almuerzo o papas fritas los viernes en la noche.