(Publicamos los relatos finalistas del Concurso de Micro
rrelatos La Letra Noir. Los textos se basan en la frase propocionada por el invitado del primer programa, el novelista José Carlos Somoza: «Habrá más muertos», y tienen una extensión máxima de 300 palabras. En breve, el propio Somoza determinará el relato ganador del certámen y de un lote de libros de Real Noir.)
Repercusiones
Osvaldo Reyes
⎯¡Estamos jodidos, compadre! ¡Nos van a matar!
⎯Nada de eso, cobarde ⎯gruñó Esteban⎯. Esto no se acaba hasta que yo lo diga.
Sin mediar otra palabra tomó a la cajera de rubios cabellos y se la pegó al cuerpo. Avanzó dos pasos, la pistola apoyada contra su mejilla. Apenas abrió la puerta, decenas de cañones giraron en su dirección.
⎯¡No se atrevan a entrar! ⎯gritó⎯. ¡O me la echo! ¡No estoy jugando!
Se volvió a meter y cerró la puerta. Cristian, escondido detrás de un escritorio, levantó la cabeza.
⎯Nos van a matar, compadre.
⎯No lo harán, pendejo. ¿Verdad, Rebeca?
Una sonrisa pícara se dibujó en los labios de la rubia.
⎯Esto terminará antes de que ellos tengan la oportunidad. Cuando apagamos las cámaras, los dejamos ciegos. No saben lo que pasa aquí adentro. Solo verán el desenlace.
Esteban regresó la sonrisa, pero no parecía comprender. A Rebeca no le sorprendió. Estiró la mano y Esteban le devolvió el arma, como el perro faldero que era.
⎯Gracias ⎯dijo. Un segundo después alzó el arma y le disparó en la cabeza a él y luego a su compadre, que murió sin tener oportunidad de quejarse una última vez. Un pequeño chillido sonó dentro de la oficina donde tenían atados al gerente y a su amante, una secretaria que pretendía quitarle su empleo y su novio.
Debía apurarse. Aun tenía cosas por hacer y la policía debía estarse preguntando la razón de los disparos. No podía dejar testigos y tenía que ser evidente la culpabilidad de Esteban y el heroísmo de ella al desarmarlo y matarlo al final.
⎯No hemos terminado ⎯le dijo al arma que usaría en los tortolitos traidores⎯. Aguanta un poco. Habrá más muertos.