(Publicamos los relatos finalistas del Concurso de Microrrelatos La Letra Noir. Los textos se
basan en la frase propocionada por el invitado del primer programa, el novelista José Carlos Somoza: «Habrá más muertos», y tienen una extensión máxima de 300 palabras. En breve, el propio Somoza determinará el relato ganador del certámen y de un lote de libros de Real Noir.)
Tacones
Stefano Carbone
«Habrá más muertos», pensó el hombre, mirando a la mujer vestida de rojo que movía su pelo hasta el otro lado de la cabeza, dejando al descubierto su cuello y su piel, cándida como la muerte.
Ella lo miró durante un instante y retomó su camino, superando ese cuerpo inerme con un paso largo, como se supera un charco, sin ensuciarse los zapatos de tajón de aguja, afilados como hojas de papel.
El moribundo agonizaba entre espasmos, premonición de una soledad incalculable y de llantos escondidos detrás futuras expresiones de macho rudo.
Pensó en quedarse así, mirando sin expresión hacia la fría noche de Malasaña, aunque su alma se caía en trozos por ella, la reina de la noche de Mozart, que se alejaba sin miedo ni rencor, sola y poderosa en su vestido de marca.
«Habrá más muertos», repitió en voz baja, renovando un augurio.
Quizás esa misma noche otro hombre caería, o así esperaba. Se sentiría menos solo sabiendo que otro incauto compartía su misma suerte. Sabía que ella no se detendria. En su ojos había ganas de otra piel, otra sangre, otra carne, para retrasar el alba, que amenazaba con terminar con su reinado por unas horas.
Él se puso de pie, lentamente, como un resucitado contra su voluntad.
Escuchó la promesa de sus tacones bajando hacia Legazpi. Y supo que nadie podría tener ya sueños tranquilos. Era demasiado el ruido de esos tacones, tanto que de vez en cuanto, casi podía superar el aullido de los bares de Madrid.