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Reincidente

«¿Recuerdas la primera vez que la vimos? Exangüe. Su cuerpo inánime ante nosotros, en ese momento,  te quedaste inmóvil».

«No puede ser, era nuestra madre, nos quería».

«Era la tuya, a mí nunca me quiso, siempre fuiste su favorito».

«¿Qué pasa, has olvidado los paseos, los helados en las cálidas tardes de verano, casi tan cálidas como sus abrazos?»

«¿Abrazos? No sé de qué cojones estás hablando, a mí nunca me abrazó, salía corriendo cuando me veía hasta que, al final, no pudo escapar».

«O sea que fuiste tú, desgraciado, desalmado, mequetrefe, cobar…».

«Corta el rollo, pringado, insultar nunca fue lo tuyo. A mí se me da mucho mejor, como todo».

«Pero, no lo entiendo: ¿por qué me atormentas con esto ahora? ¿Por qué estamoshablando? Nunca hablamos. No quiero hablar contigo».

«¡Pues te jodes! ¿Quieres saber por qué estamos hablando? Te lo diré: porque nunca más volveremos a hablar. Esto se ha acabado».

«…»

«¿No dices nada? Tienes miedo, ¿verdad? Igual que ella lo tuvo. Se pensaba que eras tú, ¿sabes?, vino, emocionada, a saludarte. Pero vio mis ojos. Ya era demasiado tarde. Si te sirve de consuelo, lo último que dijo fue tu nombre».

«¡Y el tuyo, maldita sea!»

«Nunca respondí ante él, eso sí, estoy seguro de que has oído hablar de “El heredero de Lucifer” en el  barrio… Pues ¡sorpresa! Nunca me pillaron porque tenía el escondite perfecto, santurrón».

«No doy crédito a lo que oigo. Tú eres ese monstruo. Debo poner fin a tus crímenes,aunque me cueste la vida».

Lo último que se oyó en aquel apartamento, poco más grande que un trastero, fue el ruido que hizo la silla al golpear el suelo. Los vecinos, que confesaron a la prensa que solíahablar solo, se lo encontraron colgado a los tres días.

Lincoln

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